Con
motivo de la celebración del evento que tendrá lugar hoy organizado por
la «Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica», CNT
Valladolid expone sus razones por las cuales declinó la invitación a participar.

El
pasado 22 de Octubre este sindicato recibió una carta remitida por
Julio del Olmo, presidente de la ARMH (Asociación para la Recuperación
de la Memoria Histórica), para que nuestra organización
asistiera y apoyara
un acto de presentación de un libro que recoge los nombres de los
hombres y mujeres que fueron víctimas de la represión franquista en la
provincia de Valladolid.
En la misma se nos informaba que otros colectivos sociales estaban
invitados para la presentación, así como diversas instituciones e
individualidades. Nos informaron también que se contaba con el teatro
Zorrilla como lugar donde desarrollar el evento. Este acto serviría
además de para presentar dicho libro, como homenaje a las víctimas de la
represión franquista por los colectivos presentes y la parte de la
sociedad vallisoletana que se acercara.
Se nos informa por teléfono de que en el homenaje intervendrán Manuel
Sierra, el escritor Carlos Aganzo y el propio presidente de la ARMH.
También que el acto contará como símbolo central, con una bandera
republicana de aquella época, dándo a entender que engloba a todas las
víctimas del franquismo. CNT no puede estar a favor de esto pues es un
error histórico,
nuestras víctimas no luchaban por el orden republicano sino por la revolución social. Referencias históricas hay de sobra para entender esta cuestión.
Pensamos que un acto así debería de haber contado al menos con
todas las asociaciones memorialistas que existen en la provincia con una
trayectoria de años.
Muestra de ese trabajo son los homenajes
realizados en Tudela de Duero o Traspinedo, donde militantes de este
sindicato colaboraron activamente y donde por consenso se dejaron las
siglas de las organizaciones en un segundo plano. El motivo entre otros
fue que se quiso evitar intereses ajenos de cualquier tipo al acto
convocado. Esto que no parece importante lo es, pues es más
fácil trabajar entre iguales individualmente, aportando todos bajo una
misma causa, que con organizaciones que dicen defender unos valores y
unas ideas que en la realidad no llevan a cabo. El conglomerado de
siglas, entendemos, es una forma de utilizar a una parte de las personas
e ideas que sufrieron la persecución en la guerra y la dictadura,
personas que en ningún momento luchaban por el estado sino por la
justicia social.
Una organización como la CNT se debe a las
víctimas, por supuesto, pero en especial a las ideas que estas defendían
que en muchos casos eran su razón de ser.
Por lo tanto queremos decir abiertamente que la CNT “como
organización” no puede sumarse a un acto para el que sólo ha sido
invitada para figurar, ya que en ningún momento se ha planteado a este
sindicato, por medio del portavoz de la ARMH, poder participar y
organizar dicho acto y menos dejar hablar a este sindicato, pese a ser
una de las partes implicadas de lo que hoy se viene a llamar Memoria
Histórica.
Está claro que la CNT ha confluido y confluye durante su larga
presencia en la ciudad de Valladolid (más de un siglo) con distintas
organizaciones de ideología diferente a la nuestra. Pero en esta ocasión
no sólo nos niegan la voz (motivo suficiente para no apoyar ese acto)
sino que nos ponen a la altura de organizaciones que han traicionado una y otra vez los principios que dicen defender, siendo no ya meras discrepancias sino
enemigos declarados de los trabajadores por su pleitesía al estado y al sistema económico que lo sustenta.
La Ley de Amnistía de 1977 aprobada por el PSOE, PCE y con el apoyo
de sus entonces brazos sindicales, es una ley de punto final que sirve
para sujetar una democracia coja que olvida y oculta crímenes contra la
humanidad.
Sentarnos con los culpables de la fractura del
movimiento anarcosindicalista sin poder señalar la injusticia cometida
con nuestra organización, es un insulto para nuestra memoria y las
victimas que dieron su vida bajo la bandera rojinegra. Es un agravio contra los procesos abiertos, tanto contra la dictadura, como de los sucesivos gobiernos,
que no se han dignado a devolver íntegramente el inmenso patrimonio expoliado a la CNT (casualmente a otras centrales sindicales sí que se lo han devuelto…..).
No fue la CNT la que asumió la bandera actual, la que ayudó a subir
al heredero del dictador y se aprovechó hasta la saciedad del sistema
continuísta. No es la CNT la que firmó los pactos de la transición que
son el puntal de las miserias actuales.
No es la CNT la que ha firmado todas las reformas laborales que han empobrecido a la clase trabajadora y tampoco es la CNT la que
tapa sus miserias a golpe de bandera republicana, ni la que utiliza ésta ni otra bandera con fines electoralistas.
En este contexto de impunidad total y de expolio contra el pueblo trabajador,
CNT se ha personado como denunciante en la querella argentina contra los crímenes del franquismo
aportando miles de nombres de sus militantes represaliados, testimonios
y declaraciones de testigos presenciales y supervivientes, así como
documentación relativa al expolio e incautación de bienes muebles,
inmuebles y cuentas bancarias pertenecientes a este sindicato.
Claro
que la CNT quiere participar en un homenaje a las víctimas del
franquismo pero en un homenaje, no en un lavado de cara partidista, que quede claro.
La última Ley de Memoria Histórica ha sido criticada por diversos
organismos internacionales, es claramente insuficiente pues no busca la
justicia de las víctimas, de hecho
el estado se niega a extraditar a los asesinos del franquismo amparándose en la maldita ley de amnistía de 1977.
Es insuficiente porque deja en las manos de los familiares la
exhumación de sus seres queridos, es insuficiente porque no hace una
investigación seria de lo que fue esa durísima etapa de nuestra historia
reciente. Es insuficiente porque no anula las sentencias de los
tribunales franquistas.
En definitiva, no busca la verdad, la justicia o la reparación de las personas y organizaciones golpeadas por el franquismo.
Nosotros no apoyamos esa ley pues es una humillación a la clase
trabajadora, otros no sólo la apoyan sino que fueron precursores de
ella.
Estamos de acuerdo con buena parte del trabajo que realizan muchas
organizaciones memorialistas que hacen una labor encomiable, algunas sin
necesidad de recibir subvenciones públicas, algo que nos parece
importantísimo.
Porque es absurdo que se edite información
sesgada con dinero público, que haya personas que vivan de esto,
mientras que las organizaciones y la mayoría de las personas que son
realmente las víctimas de esa etapa no han sido resarcidas de ningún
modo.
No somos mercancía que se venda, somos lo que somos y no lo que quiere que seamos.