El espectáculo democrático que empezó
semanas antes del 20 de diciembre, fecha de las pasadas elecciones,
continúa a través de pactos, encuentros y desencuentros. El aparato del
Estado necesita de un gobierno electo, para justificar la esencia de
toda forma de poder: la dominación, la explotación, la desigualdad,
lcondiciones inherentes a la existencia de gobernantes y gobernados.
Bajo este prisma y el lema “Gobierne
quien gobierne” damos por iniciada una campaña que se desarrollará
aprovechando la coyuntura actual donde la clase política se reparte los
cachitos de poder. Pancartas, panfletos, pintadas… cualuier método es
bueno para dejar claro, que, bajo cualquier forma de gobierno, nosotras y
nosotros, perdemos. Y dejarles claro también, que bajo cualquier
gobierno, seremos ingobernables.
Dejamos a continuación el texto que
pretendemos repartir por miles, para todo aquel que tenga interés en su
lectura y/o en su difusión (en formato imprimible), así como algunas
fotos de la propaganda que se ha empezado a mover por Madrid. Hacemos un
llamamiento para todo aquel que quiera unirse.
Gobierne quien gobierne
nosotras/os siempre perdemos
La tardanza en la
constitución de este nuevo gobierno nos ha llevado a querer repetir de
nuevo uno de los principios del anarquismo, tan sencillo de entender
como ajeno al pensamiento dominante que nos inculcan desde pequeños. Y
es uno de los principios no sólo por la importancia que ha tenido a lo
largo de su historia sino porque es esencial a su significado. Ejercer
el poder corrompe y someterse a él degrada, que diría Bakunin hace ya
más de un siglo.
El poder mismo es el que
sitúa a unos/as como poseedores de él y a otros/as bajo su dominio. Es
la piedra angular que, con distintas caras, condena a las personas a
estar bajo la dominación de distintas autoridades.
El moderno Estado-nación
delimita el alcance geográfico del poder del gobierno. Gobierno electo
en el caso del sistema democrático, que no es sino una forma burocrática
más de gestionar el poder mediante la representatividad. Una forma que
se ha demostrado efectiva para conseguir la adhesión de propios los/as
dominados/as a los/as mismos/as poderosos que les dominan. La cuadratura
del círculo: el gobernante electo como un ilusionista que no sólo
moviliza en su favor a una parte de la población (en base a su carisma o
su programa político, ya que para conseguir gobernar ambas cosas son
sólo elementos de marketing que buscan nuestra atención), sino que se
convierte en la diana de críticas y quejas, inhibiendo la construcción
de una posible crítica social hacia el problema real: la existencia del
gobierno mismo y el principio de autoridad que lo sustenta.
La supuesta de oposición
ideológica entre derecha e izquierda es inexistente: su ideología es la
de la dominación, la de la desigualdad y el mantenimiento de un orden en
el que unos/as viven a costa de los/as otros/as, desposeyendo a la
mayor parte de la humanidad de la capacidad de decidir sobre nuestra
vida. Los partidos de izquierda y de derecha sólo representan formas de
gestionar la represión: sólo son la cara dura y la cara más o menos
amable (dependiendo siempre de la coyuntura social) de la misma moneda
en un juego en el a los/as oprimidos/as siempre nos toca perder.
Fomentar más un tipo de represión administrativa (multas) o la violencia
física directa (cargas policiales, torturas…) o los juicios, condenas y
cárceles, no quita que sigan manteniendo la represión contra todos los
que intentamos recuperar nuestra vida, intentando desmovilizarnos
mediante el miedo, dejarnos sin recursos económicos y en último término
encarcelarnos.
El Estado es el leviatán,
el representante político solo es el pastor que nos guía a sus fauces.
No pretendemos ni gobernar ni dejaremos que nos gobiernen, ni
pretendemos transformar la institución democrática. Porque no importa
que quien nos gobierne sea simpático, ni que haga más referéndum ni
tenga en cuenta lo que se les dice por redes sociales cuando al final la
decisión que incumbe a nuestra vida y a nuestras relaciones no la hemos
tomado nosotros/as. Quien se arroga el derecho y la autoridad para
imponernos su opinión no merece más que desprecio: sentarnos con
ellos/as a intentar negociar migajas sería asumir nuestro papel de
inferioridad. Quien asume tratar a un/a igual como autoridad, ha vendido
su propia dignidad a cambio de nada y es tan culpable del mantenimiento
de nuestra opresión como el gobernante.
¡¡¡Muerte al Estado,Viva la Anarquía!!!
Puedes descargarlo en formato imprimible desde aquí. Un folio a dos caras tamaño A4.
gobierne quien gobierne
Informa: JJ.LL. Madrid
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