En la mañana del sábado 25 de enero, desde el sindicato de CNT Burgos, junto con diferentes personas que
se han solidarizado, nos hemos concentrado ante las puertas del
establecimiento “la batalla del pincho”:
La
Batalla del Pincho,
establecimiento hostelero de la C/ Madrid 32, Burgos, en su afán por
conseguir buenos resultados para su negocio, no duda en utilizar
contratos de trabajo fraudulentos para ahorrar costos y llenarse los
bolsillos a costa de sus trabajadores. Es lo que ha ocurrido con
nuestra compañera, hasta hace pocos días vinculada a esta empresa
mediante un contrato para la formación. A pesar de que la normativa
sobre esta modalidad de contrato exige que al menos el 25% de la
jornada durante el primer año se destine a formación teórica; a
pesar de que prohíbe la realización de horas extras y el trabajo
nocturno, la trabajadora se ha visto obligada a trabajar entre 45 y
50 horas semanales y casi siempre hasta el cierre nocturno. Por
supuesto, esas horas de más no se las pagaban; tampoco percibía el
plus de transporte de obligado abono para todos los trabajadores de
la hostelería, y aún la adeudan diferentes cantidades salariales.
Además, hay que añadir que la empresa se estaba beneficiando de las
bonificaciones del 100% de la cotización a la Seguridad Social por
utilizar este tipo de contrato.
Pero
con todo, esto no es lo más reprobable de la actitud de la empresa.
La situación se empezó a volver tensa cuando nuestra compañera
decidió exigir el cumplimiento del contrato, pues uno de los socios
del negocio, Jaime, pasó de las malas palabras a los actos. A día
de hoy, Jaime
está denunciado por agredir a la trabajadora el pasado 9 de Enero,
en plena Plaza San Agustín, por propinarle patadas, empujones,
agarrarla del cuello y tirarla al suelo,
debiendo ser asistida en los servicios de salud de urgencias y
permaneciendo desde entonces en situación de Incapacidad Temporal.
Cuatro días después, la trabajadora recibe la carta de despido.
En
tiempos de crisis como los actuales, la clase trabajadora está
siendo víctima de toda clase de abusos que implican, ya no solo el
empeoramiento desmedido de las condiciones de trabajo, sino incluso
la propia agresión física.
Es
responsabilidad de todos y todas impedir que se sucedan hechos como estos.
Como trabajadores y consumidores tenemos mucho que decir y que hacer,
estando aún en nuestras manos la elección de consumir o no, en
establecimientos que agreden a los trabajadores y se pasan por el
forro sus derechos.
NINGUNA AGRESIÓN SIN RESPUESTA
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