80 ANIVERSARIO DEL PERIÓDICO CNT
La rivalidad durante la Guerra Civil entre comunistas y anarquistas
fue aumentando a medida que el conflicto bélico avanzaba, culminando el
enfrentamiento durante los primeros días de mayo de 1937.
I. Nistal | Periódico CNT
Ilustración: Carlos Azagra
Comenzaba el año 1937 como lo había terminado el anterior, con el
creciente enfrentamiento entre las fuerzas comunistas frente a las
anarcosindicalistas. El asunto Yagüe – dirigente comunista y consejero
de Abastos de la Junta de Defensa de Madrid – provocó una gran crisis en
la retaguardia tras resultar herido en un tiroteo durante un control a
la altura del Ateneo Libertario de Ventas. Mientras el incidente estaba
pendiente de resolverse en los tribunales populares - creados por el
Ministerio de Justicia, con García Oliver al frente -, los asesinatos
por uno y otro bando estaban a la orden del día, produciéndose una
situación insostenible que solamente logró apaciguarse por momentos. El
periódico CNT no se libró de la polémica por, según el PCE,
haber eludido la censura y no condenar el suceso, ordenando Santiago
Carrillo a los Guardias de Asalto y tanquetas a ocupar los alrededores
de la rotativa del diario. Finalmente el tribunal popular resolvió la
absolución de los detenidos por el suceso Yagüe y nuestro diario
solicitó públicamente la suspensión de Mundo Obrero por sus constantes ataques sin fundamento contra el sindicato.
La unidad y participación de todos los sectores antifascistas, bien
en Cataluña con el Comité Central de Milicias Antifascistas, en Madrid
con la Junta de Defensa de Madrid, o en el propio Gobierno central, poco
a poco fue dando paso a un mayor poder centralizado en un solo sector,
que tras la ayuda de la URSS al bando republicano, sería representado
por el PCE.
Los enfrentamientos en Madrid solamente serían el preludio de lo que
posteriormente ocurriría a gran escala en Barcelona. Entre los días 3 y 8
de mayo, se libró una batalla entre la Generalitat y los grupos que la
apoyaban (PCE y PSUC), y la CNT y el POUM, teniendo como detonante la
ocupación gubernamental de la central Telefónica, hasta el momento
controlada por la CNT-FAI. De esta forma se provocó la caída del
gobierno de Largo Caballero, siendo sustituido por Juan Negrín, y con él
la posibilidad de que la CNT tuviera apenas protagonismo en lo que
quedaba de contienda. Con un balance de unas 1000 muertes, los hechos
solo pueden calificarse como desastrosos y el mayor síntoma de que la
guerra estaba completamente perdida y el frente antifascista más roto
que nunca. De esta forma se pronunciaría el periódico ante tales
circunstancias: “El Partido Comunista, al obrar así, demuestra que le
interesa muy poco todo aquello que dice defender. Cuando se proclama
adalid de la unidad, en vez de probar que verdaderamente la desea,
demuestra que es aficionado a hacer política partidista con ese deseo de
todos los verdaderos revolucionarios. Cuando se proclama defensor del
Gobierno, prueba que, por el contrario tiene el propósito de crearle
dificultades y de quebrantarlo con sus maniobras. Cuando se ocupa de los
sucesos de Cataluña, en vez de presentarlos como un choque entre dos
tendencias, los presenta como una rebelión contra el Gobierno de la
República, con el insano intento de que, por un lado, se pueda señalar
la existencia de grandes grupos rebeldes, y por otro, pueda acusarse de
debilidad y de inprevisión al mismo Gobierno.” (`No se puede ganar la
guerra ni hacer la revolución contra la mitad de la clase trabajadora
española´, miércoles 12 de mayo de 1937).
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