A
estas alturas son pocas las personas que no se hayan enterado ya del
suceso del pasado jueves en Madrid. De forma resumida, resulta que en la
catedral de la Almudena un cura encontró un artefacto explosivo
compuesto por un kilo de pólvora y otro de clavos. La policía acordonó
el lugar y desactivó la bomba casera. Durante ese mismo día, apareció en
la web ContraInfo una supuesta reivindicación por parte de un desconocido grupo denominado “Comando Insurreccionalista Mateo Morral”.
A
partir de aquí, la mayoría de medios comerciales recogen lo sucedido.
Periódicos, radios y televisiones del régimen comparten el titular: “Un
grupo anarquista se atribuye el intento de atentado”. No hace falta
contrastar mucho, una nota a la que la policía atribuye “cierta credibilidad”,
un nombre, el de Mateo Morral, con mucho juego periodístico, un
objetivo, “dar caña a la monarquía borbónica” y una palabra, “anarquía”,
hace que todo encaje perfectamente para difundir el temor social ante
la reaparición del “terrorismo anarquista”.
Como
me ocurre a mí, he constatado que a muchas compañeras y compañeros del
contexto libertario les escama bastante este asunto. Tan sólo hay que
leer detenidamente el comunicado para constatar que algo no parece
encajar. Expresiones como “…busca romper con vuestra paz cívica”, la
obsesión por la familia real o que esté difundido como si realmente
hubiera hecho explosión el artefacto, son algunas de las cuestiones que
dan de pensar sobre esa extraña nota que finaliza con un “Fuego al
talego. Viva la anarquía”.
Pero
más allá del comunicado, lo que realmente no encaja es el proceder, a
saber: hacemos una bomba y la dejamos a la 13:00 de la tarde de un día
cualquiera en una turística catedral con el fin explícito de destruir a
la monarquía. Realmente suena un poco a broma, más aún si tenemos en
cuenta que Mateo Morral mató a varias decenas de inocentes en un
atentado fallido contra el rey Alfonso XIII en 1906. Es decir, hablando
claramente, estaríamos ante un supuesto grupo insurreccional que coloca
una bomba en una catedral porque quiere acabar con la monarquía. ¿Qué
significa esto? ¿No sería lo lógico atacar al propio rey, tal como hizo
Morral? Realizar un acto como este puede tener una consecuencias
represivas bastante importantes, ¿por qué arriesgarse a hacer algo así
en un lugar como aquel existiendo infinidad de lugares mucho más
representativos del capital, el estado y la propia monarquía -ya que
tanto les interesa-?
Por
otro lado, hay quién piensa que todo este tema ha sido un burdo montaje
de la policía para difamar, una vez más, al movimiento anarquista,
difundir el miedo a lo desconocido y justificar la represión que están
sufriendo numerosas compañeras y compañeros de la CNT y otros colectivos
libertarios. A muchos se les viene el famoso Caso Scala a la cabeza, un
antecedente que habría que ver cómo se daba en el actual mundo
conectado en red. En aquella ocasión fue contra una organización
concreta, la CNT, ahora hay quien plantea que la pretensión es difamar
al mundo libertario en general. No obstante, tampoco estoy totalmente
convencida de que esto haya sido obra de los cuerpos de represión del
estado, es más, me gustaría creer que el movimiento anarquista se merece
un montaje mucho más trabajado que esta ridiculez, aunque realmente
nunca se sabe.
Sea
como fuere, lo que está claro es que ya el daño está hecho. Una vez más
tenemos que aguantar las estupideces de unos medios rendidos al capital
que únicamente pronuncian la palabra “anarquismo” para desprestigiarla
interesadamente haciendo gala de su habitual y supina ignorancia.
Para
los medios la violencia vende y el miedo más todavía, sin embargo, el
activismo les aburre y la razón les abruma. Por ello han considerado ese
suceso como representativo, a diferencia de los numerosos proyectos y
campañas de tintes libertarios contra la explotación laboral, contra los
desahucios, contra el paro, por una educación libertaria, por la
sanidad, las experiencias de autogestión, de modelos alternativos de
consumo y de vida, etc.
El
mensaje ya está lanzado: “los anarquistas son terroristas” y realmente
dará igual que se esclarezcan de uno u otro modo los hechos, es un
granito más para asentar la aversión contra el anarquismo lanzada en el
imaginario colectivo de los súbditos de un régimen que, como todos, ha
tratado, trata y tratará de eliminar cualquier atisbo de crítica y de
insumisión.
Inma Rojas
Fuente:
http://www.portaloaca.com/articulos/opinion/6935-el-explosivo-la-catedral-y-los-anarquistas.html
http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/23624
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