jueves, 30 de agosto de 2012

[MEMORIA HISTÓRICA] 85 años del asesinato de Sacco y Vanzetti

 El 23 de Agosto, se cumplieron 85 años del asesinato de los anarquistas Sacco y Vanzetti, bastantes años más tuvieron que pasar (50 nada más) para que el mismo estado que los condeno reconociera el error de mandar a la silla eléctrica a un zapatero y un vendedor de pescado por unas acusaciones que nunca se demostraron.

El 23 de agosto de 1927 eran ejecutados en la silla eléctrica Bartolomeo Vanzetti y Nicola Sacco. Sobre ellos pesaba la acusación de atraco a mano armada y asesinato en primer grado. Las únicas pruebas con las que contaba la acusación era que ambos eran anarquistas de origen italiano que decidieron inmigrar a los Estados Unidos. Inmigrantes y anarquistas; su condena a muerte esta ya dictada.
En el 5 de mayo 1920 los dos fueron arrestados porque en sus gabardinas escondían propaganda anarquista. 3 días después serán acusados también de un robo en un barrio de Boston, pocas semanas antes de su arresto, en el cual habian sido asesinados a golpes de pistola dos hombres, el cajero de la fábrica de zapatos «Slater and Morrill» y un vigilante.
Después de tres juicios, los dos italianos fueron condenados a muerte a pesar de que contra de ellos no había ninguna prueba cierta. Además, la confesión del detenido puertorriqueño Celestino Madeiros admitía haber sido parte del robo y no haber nunca visto a Sacco y Vanzetti. De nada valieron las movilizaciones populares y de la prensa, la creación de comités para la liberación de los inocentes y las peticiones lanzadas desde Italia.
La base de la condena fueron por parte de la policía, de los procuradores del distrito, de los jueces y del jurado el miedo y los prejuicios y también la firme voluntad de continuar una política de terror, sugerida por el ministro de justicia Palmer, para eliminar a quien osara poner en duda el sistema, de hacer callar a quien osara alzar la cabeza frente a las injusticias.
Nuestra historia más cercana también alberga tristes episodios como los de Sacco y Vanzetti. El 17 de agosto de 1963 fueron ejecutados en la prisión de Carabanchel los anarquistas de las Juventudes Libertarias Joaquín Delgado y Francisco Granado acusados de la colocación de dos artefactos explosivos: uno en la Dirección General de la Policía de la dictadura y otra en la sede central del Sindicato franquista. Bombas que ambos jóvenes no colocaron como demuestra el testimonio de los verdaderos autores de aquellos atentados.
Durante el proceso sumarísimo que juzgo su caso los jóvenes libertarios fueron acusaos de planear un atentado contra el Jefe del Estado, Francisco Franco, y ejecutados mediante el garrote vil.
La Historia tiene la extraña costumbre de repetirse.

Os dejamos las hermosas palabras recogidas en la antología poética norteamericana de José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal
He estado hablando mucho de mí mismo
y ni siquiera había mencionado a Sacco.
Sacco también es un trabajador,
un competente trabajador desde su niñez, amante del trabajo,
con un buen empleo y un sueldo,
una cuenta en el banco, y una esposa encantadora y buena,
dos niñitos precioso y una casita bien arreglada
en el lindero del bosque, junto a un arroyo.
Sacco es todo corazón, todo fe, todo carácter, todo un hombre;
un hombre amante de la Naturaleza y de la Humanidad;
un hombre que lo dio todo, sacrificó todo
por la causa de la libertad, y su amor a los hombres;
dinero, tranquilidad, ambición mundana,
su esposa, sus hijos, su persona
y su vida.
Sacco jamás ha pensado en robar, jamás en matar a nadie.
Él y yo jamás nos hemos llevado bocado
de pan a la boca, desde que somos niños hasta ahora,
que no lo hayamos ganado con el sudor de la frente.
Jamás…
Ah, sí, yo puedo ser más listo, como alguien ha dicho;
yo tengo más labia que él, pero muchas, muchas veces,
oyendo su voz sincera en la que resuena una fe sublime,
considerando su sacrificio perpetuo, recordando su heroísmo.
Yo me he sentido pequeño en presencia de su grandeza
Y me he visto obligado a repeler
Las lágrimas de mis ojos,
Y apretarme el corazón
Que se me atorozonaba, para no llorar delante de él:
Este hombre al que han llamado ladrón y asesino y condenado a muerte.
Pero el nombre de Sacco vivirá en los corazones del pueblo
y en su gratitud cuando los huesos de Katzmann
y los de todos vosotros hayan sido dispersados por el tiempo;
cuando vuestro nombre, el suyo, vuestras leyes, instituciones
y vuestros falso dios no sean sino un borroso recuerdo
de un pasado maldito en el que el hombre era lobo para el hombre…
Si no hubiera sido por esto
yo hubiera podido vivir mi vida
charlando en las esquinas y burlándome de la gente.
Hubiera muerto olvidado, desconocido, fracasado.
Esta ha sido nuestra carrera y nuestro triunfo. Jamás
en toda nuestra vida hubiéramos podido hacer tanto
por la tolerancia, por la justicia, porque el hombre entienda
al hombre como ahora lo estamos haciendo por accidente.
Nuestras palabras, nuestras vidas nuestros dolores-
–¡nada!
La perdida de nuestras vidas –la vida de un zapatero y un pobre vendedor de pescado-
¡todo! Este momento final es de nosotros,
esta agonía es nuestro triunfo.
Bartolomeo Vanzetti

Extraído de dos artículos publicados por lxs compañerxs del  DiariodeVurgos

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